Un loco!! Así le decían al actual gerente de este restaurante hace años en ese pequeño pueblo. Un enfermo de la carne roja que quiso ofrecer a los comensales de la tasca de su padre buey, no vaca vieja ni ternera, que, por supuesto, también ofrece en su carta.
Este buen hombre se recorre todo el norte del país para hacerse con bueyes de trabajo de toda la vida y cebarlos hasta conseguir que sobrepasen holgadamente los 1000 kilos y los 10, 12 y hasta 16 años. Construyó su sueño en la bodega de su padre, típica de esta zona, con sus "cuevecitas" picadas a mano en la dura roca.
Al llegar nos acercamos a la recepción para corroborar nuestra reserva y tomar un refrigerio. Nos atendieron educadamente y con la cerveza (Estrella Galicia) y la Coca-Cola nos agasajaron con dos pintxikos de poca elaboración pero buenos. Nos gustó la decoración de dicha recepción con muchos cuadros de recortes de las revistas mas prestigiosas culinarias afirmando que este restaurante tiene la mejor carne del mundo. No solo revistas nacionales también francesas, inglesas y "yankis". Por supuesto, también había referencias al buey con dos grandísimos cuernos colocados en el frente de la barra. Después de un rato disfrutando del pote, nos fuimos a nuestra mesa.
Nada mas sentarnos en la mesa y pidiendo una "botellica" de agua, nos sacaron un pintxiko de una especie de paté de buey con "trocicos" de pan de hogaza "pasadico" por la parrilla. Muy interesante el sabor.
De primer entrante pedimos pimientos asados a la encina y, sinceramente, estaban "cojonudisimos". Con el sabor que le da la madera o el carbón al asar cualquier cosa, en el pimiento penetra y también se nota y mucho.
De segundo entrante pedimos tosta de berenjena y anchoas. La verdad es que estaba buena pero creo que no es la mejor tostada que he comido. Ahora bien, tengo que reconocer que "jamás de los jamases" se me habría ocurrido que la berenjena o, mejor dicho, que un puré de berenjena con mucho "pochadito" de verduras y anchoas del cantábrico habría ligado tan bien encima de una hogaza de pan.
Plato principal Txuleta de buey ¡¡¡por supuesto!!! Quiero explicarme bien en este plato para que me entendáis. No es comparable a NADA y repito NADA de lo que he comido nunca. Su textura, su sabor y sobre todo su untuosidad no es comparable a nada. Lo que me sorprendió al cambiarnos los platos y cubiertos fue que el cuchillo no tenía dientes y me pregunté a mi mismo si se habían equivocado, pero no. La carne del txuleton de buey es tan tierna como un filete de ternera y sacia al comensal inmensamente más que cualquiera de los que he probado antes en sidrerías o en mi propia casa. Sobre todo, lo que mas llamó mi atención fue el sabor de la la grasa, ¿comestible? Si y muy exquisita, combinándola con un trocito de carne.
Primero y antes de nada, el gerente se acerca a la mesa y te enseña en fresco el corte que ha preparado para los comensales, en nuestro caso una txuleta de 1,200 kilos. A continuación, y una vez asada, se acerca con una mesita y la corta en "pedacitos" para que el comensal no pierda tiempo en cortarla y conseguir el total aprovechamiento de dicha txuleta.
Lo reparte equitativamente entre los comensales que haya en la mesa y, en principio, parece poca cantidad pero esta carne sacia muchísimo más que cualquier otra.
De postre leche frita. Parece un postre normal y corriente pero no lo es. ¿Cómo es posible que la leche frita este caliente y "liquidica" por dentro? ¿Cómo lo hacen? Increíble!!!
El Capricho es un restaurante para sibaritas o enfermos del txuleton o la carne roja. No es barato para nada, tampoco creo que deba serlo ya que, si lo que ofreces en tu carta es un animal que debe de vivir 12 años (por ejemplo) a cuerpo de rey, el precio de la producción se dispara. El kilo de txuleta de buey esta a 70 euros en este restaurante pero sirven vaca de trabajo a 48€ y ternera a 24€. Lo importante es que no engañan a nadie. La carta te da las diferentes opciones a su precio justo. Nada de anunciar txuleton de buey a precio de vaca como estamos acostumbrados. La vaca vieja no es buey por mucho que en la legislación del ganado vacuno se le de ese calificativo.
Nuestra comida salió por 120 euros los dos y, sinceramente, salí encantado. No creo que en un futuro próximo me desvíe, si estoy por la zona, para volver a comer allí, pero sin duda puedo decir alto y claro que he comido buey y que no tiene nada que ver con la vaca vieja ni con nada.
Desde aquí y si vale de algo :
BENDITO LOCO !!!
Nota: Si tenéis ocasión es un restaurante muy recomendable, pero hay que ir con la cartera llena.