La calle de las Ostras (muy conocida en Vigo) es una calle estrechita, empedrada y bonita llena de restaurantes a ambos lados, pero todos ellos con un denominador común: "todos para turistas". Cometimos el error del que habíamos estado huyendo todas las vacaciones, pero primero voy a relataros lo que comimos y después pasaré a dar mi opinión (crítica).
Para continuar pedimos mariscada para dos. En términos generales puede que este bien presentada, puede que contenga mucho marisco y puede y puede... pero voy a explicar de manera fácil qué es lo que me parece mal de este tipo de plato que tantísimo se oferta en esta comunidad y que, en mi opinión, tanto mal está haciendo a nivel gastronómico de calidad. En principio, la mariscada se presenta con muchos tipos de mariscos en una fuente, unos cocidos, otros a la plancha, por lo que es realmente imposible que lo cocido no pierda temperatura y que lo que esta a la plancha se nos quede helado con mucha más facilidad y en muy poco tiempo. La mariscada (o una buena mariscada) va por pasos: primero una cigalita, después una navaja, a continuación unas almejas y así hasta que no podamos más.
Nuestra mariscada contenía de todo en un "batiburrillo de especímenes crustáceos" puestos en una bandeja: 2 bueyes, cigalas, navajas, almejas, gambas, langostinos, mejillones y no se que más pero de muy baja calidad y calibre, marisco que cualquiera de nosotros puede comprar en el Eroski de al lado de casa y "darse el gusto" por menos dinero, por que si analizamos detenidamente el marisco que nos ofrecieron en el O porton, su calidad era del tipo "arrocero" osea el marisco más bien pequeño que se echa a arroces y paellas.
Los postres fueron tarta de queso (industrial) y tarta de la abuela hecha a base de galletas, chocolate y crema y, lo más importante, era casera y mucho mejor que la primera.
No me gustó este restaurante, en términos generales. Por su calidad y servicio nos defraudó bastante y nos dejamos 91 euros de ala. Comida de batalla en una comunidad donde el marisco es la bandera y las calles de lo viejo (de cada ciudad) su estandarte. Caímos en la trampa y, al menos, en el O porton no volverá a ocurrir.
Me queda el mal regusto de que nos han engañado.
Nota: si tanto y tanto luchan a favor del marisco gallego ¿no deberían empezar por hacerlo en Galicia? Marisco de Marruecos, o de más lejos incluso, campa a sus anchas en todo Galicia con el agravante de que los hosteleros de esa comunidad invitan al engaño no describiendo bien si es gallego o no. Del engaño del marisco te das de cuenta en cuanto lo sirven en la mesa. El engaño del precio llega con los cafés. A esas alturas ya no hay vuelta atrás, y como somos gente decente, pagamos religiosamente, pero siempre nos queda el "derecho al pataleo".
No hay comentarios:
Publicar un comentario