domingo, 25 de agosto de 2013

comer por la costa da morte

Comer en Costa da Morte es tan fácil o tan difícil como queramos. Tengo que decir que la Costa da Morte se encuentra entre varios pueblecitos y nosotros lo que hicimos fue coger referencias sobre restaurantes en casi todos ellos, pero coincidió que a la hora de comer estábamos en Vimianzo y comimos en el Restaurante Casa Sabina. Al llegar a este bonito restaurante nos llamó la atención la costumbre de colocar monedas en la pared. Tras preguntar al camarero, nos comentó que es una costumbre para que de suerte y quisimos colaborar en esta curiosa costumbre con los cambios que nos devolvieron de tomar el bermut.


Entramos al comedor y nos ofrecieron el menú del día. En esta zona en la que nos encontrábamos, lo habitual es probar el marisco fresco que se captura en la zona, pero decidimos decantarnos por el menú, puesto que debíamos continuar el viaje por la tarde y no quisimos hacer una comida copiosa. De primero judías verdes para mi y mi señora pidió ravioli gratinados. Las alubias verdes estaban recién cogidas del huerto con patata cocida y huevo cocido. El aliño era aceite y pimentón dulce y el conjunto formaba un magnífico plato. Los ravioli eran prefabricados pero la salsa bechamel que los acompañaban era casera y junto con el gratinado quedaba un plato bastante gustoso.



De segundo pedimos ternera guisada para mi y bonito a la plancha para mi mujer. La ternera, con una patata magnífica y un huerto de hortalizas, todas ellas muy frescas. Si en este plato se hubieran olvidado del pimentón  y del laurel, ya sería extraordinario. Aún así, volvería a pedirlo encantado. El bonito tiene menos secreto pero tan fresco, tan bueno y una ración tan generosa solo me lo han sacado en Galicia y en este restaurante hacen buena referencia de ello.



De postre tarta de queso al chocolate para mi y flan de queso casero para mi mujer. La tarta era casera y estaba extraordinaria. Combinaba muy bien el chocolate y el queso, sin que ningún sabor tapara al otro. Muy rica. El flan de queso estaba magnífico, pero mi mujer, que tiene que probar todos los postres siempre, comento que la tarta era muy superior y que ojalá la hubiera pedido.



La cuenta ascendió a 19,60 euros para los dos. Bien bastante bien, buena calidad, buen servicio y buen precio. Restaurante sin grandes pretensiones donde la calidad y las formas de toda la vida les hacen sacar lo mejor de sí mismos. 

A continuación hago referencia a otros restaurantes en otros pueblos de la Costa da Morte en los que sospechamos que también se comerá muy bien:
Caion: Restaurante Finisterre
Malpica: Restaurante Las Garzas
Corme: Restaurante Miramar
Camariñas: Restaurante Villa de Oro y Restaurante O Meu Lar
Muxia: Restaurante Tira da Barca y Restaurante Coral


jueves, 22 de agosto de 2013

coqueto desayuno en Santiago

Madrugamos (cosa no muy habitual en Galicia) para ver Santiago. Primero había que desayunar, claro, ya que mi mujer sin desayunar, no es persona. A mí me da igual (no suelo desayunar) porque soy más de almorzar, no por nada si no por que me he habituado debido a los horarios del trabajo. Muchas veces almuerzo un café (le llamo almuerzo por que es a partir de las 9.30 de la mañana). Andando hacia el centro de Santiago descubrimos una cafetería abierta (todas las demás estaban cerradas). La cafetería se llama Tosta e Tostiña, una cafetería "tipo cup cake" al estilo de esas tiendas de dulces y tartas que están poniéndose de moda por todo el territorio. El local se encuentra en la Avenida de la Coruña, 3 bajo y nos comentaron las dos guapas propietarias que lo habían inaugurado el día anterior a nuestra llegada. Dos cafés con leche, las tostadas de rigor y un zumo de naranja para mi mujer y yo, al ver tal despliegue de pastelería encima de la barra me decanté por un trozo de tarta de chocolate con lacasitos. Los cafés eran grandes las tostadas recién hechas la mermelada casera de frambuesa, el zumo exprimido en el momento y la tarta de chocolate increíblemente buena.




Que dos guapas y amables chicas, que además dominan a este nivel la pastelería monten esta agradable cafetería y lugar de encuentro tan de corte británico o no se si vintage o como se define en realidad (ni me importa) en el año que más golpea la crisis y no las apoyemos como clientes, la culpa no es de la oferta si no de nosotros los clientes. Además de que sirven un potente desayuno a precio asequible en esta coqueta cafetería.
Desayuno, un cigarro fuera del local y comenzamos a charlar con las propietarias. Me comentan que el montaje y la obra se lo han hecho ellas. Me refiero a la barra, envejecimiento de todos los muebles, montaje de la cocina y un larguísimo etcetera... Me dejaron de piedra!!! A estas valientes gallegas no se les caen los anillos por nada y encima saben hacer magníficos pasteles!!!
Se lo dije a ellas y lo pongo en este blog: 

Mucha suerte en esta andadura que habéis iniciado, no creo que eso sea difícil si dais los desayunos como nos lo disteis a nosotros y a esos precios. Si vuelvo a Santiago (cosa no muy difícil) juro que volveré a desayunar en Tosta e Tostiña.

cena simple por las calles de Santiago

La oferta de Santiago para cenar es tan extensa  como la de cualquier capital de provincia, desde pintxos y tapas hasta pizzas y hamburguesas pasando por restaurantes típicos gallegos, pero para cenar bocatas y platos combinados (que  era lo que buscábamos), encontramos un local en el centro que nos dejó ojipláticos por su calidad y sobre todo por sus precios. El  restaurante o el bar restaurante se llama Galeón Toural Cervexeria. Ofrecen una infinidad de raciones, 30 tipos de platos combinados, ensaladas, pasta, pizzas, revueltos, bocatas, hamburguesas, sandwiches, perritos y salsas.


Todo muy casero y para la primera toma de contacto decidimos echar el bermut antes de comer. Pedimos una ración de calamares y dos cervezas Estrella Galicia. Los calamares eran frescos y el rebozado era simple huevo batido y harina. Una gran ración y dos buenas cañas por poco dinero (alrededor de 9€, no lo recuerdo exactamente).


La carta de este restaurante es tremenda  y por la parte de atrás es el mapa de Santiago con todo lo que hay que ver .

Por la tarde-noche decidí cenar un sandwich super vegetal con una lata de Kas naranja y mi mujer se pidió una cerveza. El sandwich estaba exquisito muy grande y, menos los espárragos que eran de bote, todo lo demás era casero y fresco. Contiene jamón de york, queso, huevo duro, lechuga, tomate, cebolla, espárragos, pepinillo y mayonesa por 3,75 euros.


Con el refresco y la cerveza, el total fueron unos 7 euros. Increíbles precios en el centro de Santiago. Si no queremos una cocina muy elaborada, merece la pena probar en este local.

comer en santiago de compostela

Que puedo decir de esta enigmática ciudad. Supongo que todo está dicho. Nunca pensé que en una ciudad con tanta iglesia, tanta religiosidad y tanto peregrino, podría disfrutar tantísimo de sus calles, de su plaza (la del Obradoiro), de su "catedralísima" y sobre todo de su cocina.
Leí mucho sobre donde se podía comer bien en Santiago. En la mayoría de los casos, los comentarios de internet estaban enfocados hacia los restaurantes del Casco Vello (la inmensa mayoría malos comentarios), ya que la mayoría de turistas deciden comer en las calles de la parte vieja de Santiago o en los alrededores de la catedral. En este caso la historia se repite conforme al resto de las capitales gallegas, calles llenas de restaurantes uno tras otro con cantidades ingentes de carteles colgados en las puertas con sus ofertas,



con sus típicas peceras llenas de mariscos  vivos,


con sus cristaleras,


y con su producto de medio pelo a precios altos. Esta política de restauración no se corresponde para nada con el producto que tienen en el mercado de Santiago (recomiendo darse una "vueltica mañanera" por el Mercado de Abastos), ya que aquí he visto cigalas gigantes, percebes larguísimos y, por supuesto, todo todo "vivito y coleando".



Por lo tanto, y como una imagen vale mas que mil palabras... tratad de evitar (a no ser que dispongamos de capital y no nos importe que nos den gato por liebre) este tipo de calles.



Nosotros comimos en el restaurante El Puente. Nada de céntrico, está a unos 2,5 ó 3 kms del centro de Santiago en la carretera o, mejor dicho en la autovía que entra de Vigo  al lado derecho. Al llegar no nos causó muy buena impresión por el exterior. Parece un "simple barucho", si si, "barucho de carretera", pero dentro esconde lo mejor y lo mas granado de la cocina gallega. Entramos a dicho establecimiento y para acceder al comedor debemos cruzar por delante de la cocina (no hay mejor manera de ver la higiene y el buen hacer de un restaurante) y ésta estaba impoluta. Este tipo de restaurantes no enseña la materia prima en peceras y vitrinas de cristal (no les hace falta), ni ponen ofertas engañosas en carteles con fotos que no corresponden a lo que pides (¿imagináis al restaurante Europa, por ejemplo, con esos carteles y peceras?).

Por gentileza de la casa, nos sirvieron tortilla de patata con chorizo (típica de Galicia). Muy muy buen pintxo para hacer boca y acompañado por el albariño de la casa que nos recomendaron, ya que no tenemos mucho conocimiento en estos vinos, que era Pazo de Señorans y estaba "fresquico y muy bueno".


Pensábamos pedir un solo entrante y nos habíamos decidido por las almejas a la marinera, pero cuando el camarero vino a tomarnos nota (un chico muy agradable y atento) nos hizo algunas recomendaciones a parte de la carta. Escuché almejas a la plancha y tenía que probarlas como fuere, así que al final pedimos dos medias raciones, una de almejas a la marinera y otra a la plancha... Solo para poder comparar (jeje).
Así llegó el primer entrante, almejas a la marinera (al estilo gallego). El estilo gallego lleva verduricas y una salsa de tomate casero increíblemente buena, nada espesa y que no carga de sabor a tomate, ya que siguen sabiendo a lo que tienen que saber: almeja fresca. Como os he contado, pedimos media ración de estas almejas y nos sacaron un platazo muy lleno de ellas, lo que en cualquier sitio sería una ración entera. Las almejas fresquísimas con mucho sabor a mar y muy carnosas.


Segundo entrante, almejas a la plancha que teníamos que pedirlas porque nunca las habíamos probado. Increíble el punto de plancha que consiguen dejando las almejas totalmente jugosas y carnosas (nada de secarse por sufrir demasiado calor de plancha) y por encima llevaban el ajico que se deshacía. La ración, igual de copiosa que la primera, estaba increíble. Habría sido capaz de comerme un barco entero, incluso mi mujer en un momento dado me dijo: ¡¡¡Respira!!!, ya que estaba comiendo sin parar un segundo.


Segundo plato bogavante con arroz, como lo pone en la carta,  y no arroz con bogavante como ofertan el resto de restaurantes. En esta santa casa lo sirven conforme lo ofertan en la carta, es decir un bogavante acompañado de arroz y no al contrario. Y digo más, el bogavante es fresco fresquísimo, ¿por qué? Por que nos sirvieron un bogavante con huevas y estos no se pueden congelar. Un bogavante tremendo de grande con una "peliculica" de arroz . Sensacional!!!


En este punto de la comida ya estábamos muy saciados, pero no podíamos terminar aquí. Haciendo un esfuerzo titánico por pedir postre, me decidí por la tarta de queso, a la cual le añadieron dos bolas de helado. Mi mujer pidió tarta de Santiago y otras dos bolas de helado que le cayeron. La tarta de queso es la mejor que he comido nunca. 



No quisimos tomar café, así que el dueño nos saco una copa de balón y un vaso de chupito junto con con una botella de patxaran y otra de crema de orujo, a modo de digestivos. Dejó las botellas en la mesa para servirnos lo que quisiéramos.


El servicio en este restaurante es el más increíble que he recibido jamás, no solo comí bien y mucho si no que disfruté de la comida, como la primera vez que fui al  Túbal con la que hoy es mi mujer. Me pareció correcto el precio que pagamos 84,50 euros, a las copas nos invitaron. Las raciones nada tienen que ver con lo conocido hasta ahora, en definitiva salí "enamorao y saciao".
Después del ágape, charlamos distendidamente con el jefe de este descubrimiento. Nos comentó que deberíamos haber probado los chipirones encebollaos. ¡¡¡"que cabrón"!!! No podía ni pensar en abrir la boca y me comenta que lo que más sale en ese restaurante son los chipirones (¡¡¡con lo que me gustan!!!). Prometí que si volvía a Santiago los comería en su casa y con un apretón de manos así quedo firmado. 
Mi falta de sabiduría  (y de fe cristiana) me impide entender por qué la gente cruza el país entero andando para llegar a Santiago. Ahora bien, entendería perfectamente que lo cruzaran para comer en el restaurante El Puente de Santiago.


miércoles, 21 de agosto de 2013

cenar en a coruña

Lo típico en A Coruña para cenar es ir de tapas (o eso ponía en la guía sobre Galicia que llevábamos), así que nos dispusimos a ello. Tratando de evitar las calles enfocadas al turismo y con grandes ofertones sobre marisco (las cuales tienen ingentes críticas en Tripadvisor por parte de los ex-clientes de muchos de estos establecimientos) volvimos a la calle Costa de Santo Domingo para echar la primera cerveza en el MOMOS.
Pedimos 2 cervezas (Estrella Galicia de tercio, que nos parece una cerveza estupenda) y junto con ellas, nos sacaron dos pintxikos de queso, tomate y nueces con una reducción de vinagre de módena sobre un trozo de pan.
Como mi esposa bebe más despacio que yo, pedí otra cerveza más y nos sacaron de nuevo, otros dos pintxos de chicharrón (carne de cerdo al estilo de la  del cocido) con tomatico de huerta, cuando en realidad hubiera correspondido uno. En ese momento pedimos que nos cobrara y, atención!!! 4,50€ por las tres cervezas y los 4 pintxos son gentileza de la casa.
Pedimos de nuevo otras dos cervezas y nos sacaron los dos pintxos de rigor, esta vez de tomate, anchoa y queso. Muy buenos todos los pintxos.                                                      
Sabía que la tortilla de patatas era famosa en este local y nos dijeron que empezaban a servirla a las 8 de la tarde y decidimos esperar mientras nos tomábamos las cervezas (quedaban 15 o 20 minutos). En lo que me costó fumar un cigarro ya tenían dos tortillas preparadas, una de patata y otra de patata con chorizo (muy habitual por todo Galicia). Ante la difícil decisión de tener que elegir, pedimos un pintxo de cada ¡¡¡ claro!!!
La tortilla de patata (sin chorizo) es la mejor tortilla que he comido en mi vida. Muy untuosa sin llegar a desprender "moquete" por el centro y sin dejar que la cebolla se apodere del gusto de esta tortilla. Las proporciones en los ingredientes eran perfectas.
La tortilla con chorizo es la misma magnifica tortilla pero añadiéndole chorizo, exquisita también.
Sirven dos grandes cuñas de estas tortillas.


Pedí otra cerveza para acompañar, ya que a mi mujer todavía le quedaba de la anterior. Así que con tres cervezas de tercio y los dos pintxos de tortilla nos salió por 6,90 euros , increible !! 

¡¡¡¡¡ MONUMENTO YA !!!!!!

Como aun teníamos algo de hambre (gula más bien), decidimos pedir una ración de algo de la inmensa carta que ofrece a las tardes para tapear. Nos decidimos por el pulpo a feira (a la gallega, como se conoce en el resto). Tengo que decir que el pulpo no es barato y la ración (suficiente para dos personas ) costaba 11,50€, lo que pasa es que en la mayoría de establecimientos que tienen  estos precios (del pulpo) será mas difícil encontrar raciones tan copadas de producto, con tanta calidad y tan buenas.


El pulpo estaba "gelatinosico", calentico y la patata tipo panadera se deshacía.


Para beber pedimos una copa de albariño y una cerveza. Depués pedimos un cortado y dos txupitos de patxaran  La Navarra y todo nos salió por 19,50€. Si contamos que la ración de pulpo costó 11,50€...
Sinceramente, soy fan de este restaurante. Increíble calidad a precios casi ridículos. 
Nota: La mayoría de los coruñeses y coruñesas que se acercaban a merendar o cenar a este establecimiento pedían la tortilla de patata, que las sirven enteras en mesa a modo de ración. Si alguna vez vuelvo a pasar por A Coruña será lo que yo haga también. La tortilla entera tenía un precio alrededor de 8 euros (lo miramos en la carta de raciones) y, sinceramente, creo que es uno de los mejores platos que se pueden comer en Galicia.

comer en a coruña

En A Coruña hay un truco para comer bien y barato. Si lo seguís "a pies juntillas" ningún hostelero ávaro dará con parte importante de los 1000 eurillos mensuales que tanto nos cuesta arrimar a nuestra cuenta bancaria. El truco es el siguiente:
Ponerse de frente al majestuoso ayuntamiento.


Los establecimientos hosteleros que dejamos a nuestra mano izquierda (preparado por y para el turismo) nos darán el palo fijo.


Calles con "pseudo ofertas" de marisco de baja calidad a un precio caro, es decir, aunque el precio pueda parecer atractivo, el marisco no es de la mejor calidad y al final "lo barato sale caro".


Otro truco para saber si entramos a un restaurante bueno o malo es muy simple:



Si tienen este tipo de cámaras hacia el exterior es un restaurante malo (regla general, aunque puede haber excepciones) y caro, por supuesto.

Pero ¿¿¿dónde se come bien y a muy buen precio???  Pues en las calles que dejamos a nuestra mano derecha cuando nos hemos situado de frente al ayuntamiento (zona no masificada de turistas). Dificilmente en A Coruña vamos a disfrutar de una buena mariscada sin que nos cueste un riñón, pero Galicia no es solo marisco. Nosotros comimos en el restaurante MOMOS - Casa de Xantar. Tomamos el menú del día, increíble oferta con 10 o 12 primeros y la misma cantidad de segundos. Yo pedí ensalada de huevo que consistía en una ensalada (de huerto) con un huevo cocido, atún y una vinagreta con pimiento verde, rojo y cebollica, buena ensalada.



Nos dieron para aliñar el aceite, el vinagre y la sal en sobrecicos individuales (personalmente no me gusta por que se llena todo de sobrecicos y si necesitas medio sobre de vinagre no hay manera de ponerlo de manera que no se caiga).


Mi mujer pidió trigueros con jamón y tomate. Los espárragos eran de bote, pero estaban muy tiernos. El jamón bien, pero el tomate era lo mejor. Muy fresco, parecía recién cogido del huerto.


De segundo, filete de ternera a la plancha con una montaña de patatas fritas. El filete estaba como mantequilla, increíblemente tierno y las patatas fritas eran caseras.



De postre flan, que para ser industrial, era bastante decente.


El menú salía por 8,50€, así que todo por 18 eurillos, ya que hay que sumarle un cortado a 1€ (hace siglos que no me cobraban un euro por un café). Exageradamente bien, muy buena calidad y un precio increíble. Por supuesto que en el centro de A Coruña.








comer en luarca (asturias)

Luarca es un publecito asturiano que casi hace frontera con Galicia. Pegado al mar, con un bonito puerto pesquero, multiplica su población en verano por el turismo. Con el mar al frente y la montaña a sus espaldas, la mejor materia prima para llevar a los platos no está más lejos de dos pasos. Típica cocina asturiana en su máxima expresión.
Echamos un bermut  en el bar de un hotel situado en el  puerto, en frente de la lonja para ser exactos. Pedimos dos sidriñas con calamares fritos (lo que aquí llamamos calamares a la romana). Nada que ver ni con la romana ni con el calamar que he comido por mi pueblo toda la vida. Infinitamente mejores, frescos fresquísimos, de sabor inclasificable y una textura tierna que se cortaba con el canto del tenedor sin encontrar ni una sola pielilla. Resumiendo, se cortaba limpiamente y sinceramente estaban "cojonudos".
A continuación nos dirigimos al restaurante El Barómetro, en el mismo paseo del puerto, en el que había reservado con tiempo por que sabía que es uno de los que más éxito tiene en esta localidad.
Pedí fabes con almejas, muy bien echas. Sacaron lo que serían dos platos con copete. Las almejas eran muy frescas, dejaban "regustico" a la salsa marinera de toda la vida . Muy muy buenas.


Mi señora pidió espárrago relleno de erizo de mar. Comentó que estaban muy tiernos y sabrosos, pero que sabían solo a espárrago. El erizo de mar no le aportaba demasiado sabor, aunque el conjunto estaba bueno.


 De segundo pedí chipirones fritos. Aparte de frescos y tiernos, estaban "adobadicos" y rebozados con una "tempurica" muy muy ligera del estilo de los chopitos que hacen por el sur. Los chipirones eran "txikitikos" y me sirvieron una ración tremenda, aproximadamente para dos personas. Muy dificil poder dejarlos en el plato, pero estoy "inflao", ya que me he comido los dos platos de fabes. Aún así, no sobro  ni un solo chipirón.

Mi mujer pidió lubina a la espalda, pero se la hicieron al estilo Orio. Comentó que estaba excelente y muy muy fresca. Salvaje por supuesto con un precio un poco elevado quizás,  pero esa lubina o la pagas o comes la lubina de criadero, que no se ni como pueden ser de la misma familia.


De postre arroz con leche por supuesto!! 
Presentado en tartera de barro y suficiente para dos personas. Sin caldo, era un como un bloque, pero sin ser pastoso. Untuoso y sabroso bloque con una textura que parecía la de la leche frita. Muy buen postre.


Comimos extraordinaria cocina Asturiana a muy buen precio, 64 euros los dos. Quitando la lubina que costó 23 euros, en este curioso restaurante se puede comer muy muy bien a unos precios ajustados y digo ajustados porque las raciones son doble de grandes que por la zona en la que vivo.

de pintxos por Bilbao

La costumbre en la capital  de Bizkaia es salir de pintxos por la tarde, a modo de merienda-cena. Los pintxos son una especie de tapitas  reducidas a la mínima esencia de un plato mayor. De esta forma puedes disfrutar de muchos platos "miniaturizados".

Comenzamos en la Plaza Nueva, en la que hay una infinidad  de bares y de pintxos. Nos dimos cuenta de que, al contrario que en Donosti, hay un mundo aparte de la txaka , el huevo y la mayonesa. En la plaza en la que se encuentra "el epicentro de Euzkaltzaindia" tomamos pintxos en dos bares.



 Los primero que tomamos  fue un pintxo de alita de pollo en salsa barbacoa y mostaza y un pintxo que consistía en tartaleta de salmón con piperrada.


Los siguientes pintxos fueron bola de marisco y bocadillo con queso tipo cammembert y anchoa.


Para terminar, nos dirigimos a la calle Somera, en la zona de las Siete Calles para degustar unos pintxos de champiñones a la plancha que los hacen ahí mismo, en la barra. Estaba muy bueno y muy jugoso.

La calle Somera, aparte de tener mucha fama para el poteo o pintxo-poteo, es mas barata que la Plaza Nueva. Aún así, salir de pintxos no es, de ninguna manera, la forma mas barata de cenar en Bilbao.